Mediante un masaje suave, superficial y sensitivo en el que el ritmo y la presión son de vital importancia, se estimula la circulación de la linfa ayudando a drenar el organismo de toxinas tanto externas como internas.
Indicado en acné, celulitis, arrugas, edemas, varices, fibromialgia, linfedema, edemas por embarazo (prevención de estrías, descargas de las piernas), edemas linfoestáticos (por ejemplo en los edemas de brazo tras extirpación mamaria), edemas del sistema nervioso (migrañas, dolores de cabeza, vértigo), edemas postoperatorios, postoperatorios de cirugía estética y para mejorar la presentación de cicatrices, enfermedades crónicas de las vías respiratorias ( rinitis, sinusitis, faringitis, amigdalitis…), edemas de origen traumático: hematomas, luxaciones, distensiones musculares, desgarros musculares, siendo muy indicado para la recuperación de deportistas. Artritis, artrosis y afecciones de las partes blandas (capsulitis, tendinitis, etc.) Linfedema congénito o adquirido, edemas en la menstruación, distónia neurovegetativa (nervios, ansiedad), úlceras de decúbito y hematomas. Eliminación de toxinas provenientes de una mala alimentación o del ambiente que nos rodea.
Existen algunos casos que pueden ser tratados pero nunca en el punto álgido de la enfermedad, siempre cuando la enfermedad este estable, estudiando el caso con antelación y valorando cada persona llegando incluso a reducir el número de ataques al año y la intensidad. Serían las siguientes: hipotensión arterial, tiroidopatías, algias pélvicas, enfermedades autoinmunoalérgicas (lupus, artritis reumatoide), asma bronquial, inflamaciones agudas (gota, reuma, cólico nefrítico), nevus (lunares), post-tromboflebitis y post-trombosis y edemas por insuficiencia cardíaca congestiva.